Playa de los Deseos
En las playas se mecen los vientres lamidos al caminar.
Allí, tus deseos consumados cuelgan en vellosidad.
Tu piel respira y en cada aliento suspira un manojo de vida que alguien más respirará.
Hasta llegar a otro vientre igualmente caliente aunque tal vez lampiño,
que desde niño ya percibía desear.
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